06
julio

Por qué vuelvo a Granada

Hace un año me marché de Granada y, ya puestos, de España. Me mudé a Praga, desde donde me subvencioné el periodismo trabajando en turismo. A principios de 2020 pasé a Bratislava, Eslovaquia, donde he vivido el confinamiento y puesto fin al turismo, pero no he dejado de escribir. Y ahora vuelvo, por el camino largo.

Nací en Sevilla –nadie es perfecto–, pero como el resto de GranadaiMedia, soy granadino por osmosis. Para empezar, porque como avisa Zygmunt Bauman en Identidad (1), eres de donde más te duele que la gente sea intolerante –él pone el ejemplo del antisemitismo en Polonia, pero elija usted según contexto–. Y luego porque el hogar no es el sitio del que nunca te vas, es aquél al que no puedes evitar volver (2).Vuelvo a Granada también porque tengo que recoger unos libros que le encargué a Javi de Librería Praga. Y como el viaje empezó en febrero en República Checa, está bien que quede circular.

Estos meses he escrito de turismo invasivo, de racismo contra las comunidades gitanas y de Memoria Histórica, así que no me he alejado tanto de Granada. Al estilo de otro blog que tuvimos por aquí, El Viaje de Lu, os quiero contar las etapas de un viaje en zigzag por Europa y España, en el que va a haber más gel hidroalcohólico y mascarillas que recomendaciones de restaurantes. Aunque no me importa si acabo sonando más a Horas Contadas.

Vuelvo a Granada porque allí aprendí a ser periodista, y si me da vergüenza que mi trabajo en esta parte de Europa pueda ser frívolo o descuidado es por lo que me enseñó, por ejemplo, colaborar con GranadaiMedia.

Vuelvo a Granada porque la primera vez que escribí una crónica sentado en la calle robando wifi ajeno fue allí.

Vuelvo a Granada porque si quiero escribir sobre crisis económica, ascenso de los fascismos y cambio climático, no hay nada como el hogar.

Europa Central y Los Balcanes reabrieron fronteras antes que el resto del continente. El turismo, que es tan fundamental para muchas de las grandes ciudades de estos países como lo es para Granada, se reactiva con cuentagotas. No sé cuánto durará mi viaje porque los rebrotes lo pueden detener en cualquier momento y no me voy a jugar mi salud ni la de los demás. Cada país tiene unas recomendaciones y una percepción de riesgo.

Aunque tengo mis planes y una idea de hacia dónde quiero ir, solo lo sabré seguro poco antes de moverme, y guardando distancia prudencial con cualquier lugar del que salgan vuelos hacia España. Voy a estar más pendiente de la información que actualicen las embajadas que de los resultados del Betis -de nuevo, nadie es perfecto-.

Empezaré moviéndome por Eslovaquia, que no está tan lejos ni es tan diferente de nosotros, el límite Este de la Unión Europea. Mi primera parada será Kosice, donde se encuentra Lunik IX, uno de los mayores guetos gitanos de Europa. En 2013, por cierto, la ciudad fue Capital Europea de la Cultura, compartida con Marsella. El siguiente paso será Hungría.

De momento ya tengo que plantearme un cambio de itinerario, uno que igual hasta supone terminar antes de tiempo: evitar Serbia. Belgrado ha vuelto al estado de alarma –es la primera capital de Europa en revertir la desescalada– y no está claro si puede afectar a todo el país. Aunque pueda entrar, al ser espacio Schengen, podría quedarme atrapado allí. Rumanía o Hungría -hacia donde me dirijo- ya han reactivado la cuarentena para quienes lleguen desde su vecino.

Así que seguiremos informando. Poned a enfriar un par de botellines verdes.

(1) Así, sin anestesia.
(2) Para compensar, esta frase la he sacado de un cómic de la Capitana Marvel.

Jose A. Cano
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Periodista. Volviendo a casa. Sobrevivo como soldado de fortuna. Si usted tiene una noticia y quiere que se la escriban, tal vez pueda contratarme.

Comentarios en este artículo

  1. Qué chocado con la realidad nos estamos dando compañero. Ojalá puedas seguir contando,no importa desde dónde, estás en el lugar necesario,el contexto no cambiará demasiado…suerte.

    Chus

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